martes, 31 de mayo de 2011

PIRATAS DEL CARIBE 4: NAVEGANDO EN AGUAS MISTERIOSAS (Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides)


Buenas,
No me olvidé eh? Sabía que tenía que ir así que, luego de una semana complicada, pude finalmente ver Piratas del Caribe 4: Navegando Aguas Misteriosas y la incluyo en esta semana.

El show de Jack Sparrow
Partiendo de la base de que la tercera parte había agotado la fórmula por completo, una cuarta entrega podía ser la gota que rebalsara cualquier vaso. Sucede que la saga de Piratas del Caribe, excepto en la primera, siempre se sostuvo por el personaje de Jack Sparrow con su aura de borrachín simpático y ocurrente. La cuarta parte podría tratarse  de un viaje a la luna y la película tendrá en sus seguidores casi la misma fidelidad. Justamente ese “casi” es en donde yo me ubico.

Todo Londres está eufórico porque finalmente Jack Sparrow será condenado y ahorcado por sus felonías. En seguida descubrimos que las autoridades se equivocaron. No tienen a Jack sino a Gibbs (Kevin McNally) pero ningún habitante de la ciudad se percató de este detalle. Para ellos es el pirata Sparrow y sanseacabó. Se ve que no había Internet en esa época así que nadie tenía una foto o algún identikit. Esto no es todo. El juez (cómo se verá después) es obeso, canoso y de cuello rojo. Sin embargo, con que Jack se ponga la peluca típica de magistrado londinense alcanza para que nadie se de cuenta. ¿El espectador y su inteligencia? Bien, gracias.  
Estuve toda la película preguntándome para qué lo salvó. No es que quería que lo maten; sino entender qué le aporta este personaje a la historia porque luego pareciera pedir permiso para entrar en escena y meter un bocadillo.
Españoles, ingleses y piratas andan en busca de la fuente de la juventud. Para que funcione hacen falta dos copas muy especiales y la lágrima de una sirena. Llegó el momento en el que el guión se parece tanto a lo anterior que media hora de película se pierde con Sparrow tratando de armar una tripulación. Hay varios dimes y diretes para ver quién transa con quién (igual que en las anteriores) y finalmente con todo en marcha la película levanta un poco. Hay una sub-trama menos creíble que el INDEC entre una sirena y un cura quién puede saber un montón de la Biblia pero nadie le da bolilla.
Insisto: Esto es un show de Jack Sparrow escondido en una trama que sirve como excusa para eso.
Piratas 4 tiene:
Buena música de Hanz Zimmer (variantes sobre la partitura original), buen diseño de sonido de Sahnnon Mills (especialmente el de la madera del barco) y buenas actuaciones de Johnny Depp, Penélope Cruz y Goeffrey Rush.
Lo demás hace agua en cualquier mar.
La dirección, en general, es bastante pobre. Rob Marshall no parece ser de los tipos que tienen pasta para la aventura superproducida.  
Las coreografías de las escenas de acción son casi infantiles y poco creíbles comparadas con cualquiera de las antecesoras. Por eso los montajistas David Brenner y Wyatt Smith no pudieron salvar nada. Que quiere que hagan los pobres si en la primera secuencia de acción coreografiada todo depende de una bola de fraile con crema pastelera que cuelga de una araña antigua. Ni el aporte adicional del editor habitual de Spielberg (Michael Kahn) alcanzó. Y le digo más: Fíjese bien y va ver que todos los extras que hacen de soldados esperan a que Johnny Depp haga algo para moverse. Es demasiado, viejo.
Los de maquillaje fueron al set algunos días y de mal humor. Sino no se explica por qué hay un momento en el que Geoffrey Rush parece tener un sarpullido por comer carne en mal estado que luego desaparece. 
Por cierto, si va a verla en 3D, sepa que lo están robando ya que no hay absolutamente nada que justifique este recurso (salvo recaudar mas guita obviamente).
Espero que no le pase lo que a mí. Salí del cine recordando algo del Show de Jack Sparrow 4. Después empecé a recordar lo bueno que tenía la primera Piratas (y algo de las otras dos) y me encontré con el ceño fruncido y gritando: “¡Un momento…!!” Pero ya era demasiado tarde para reclamos. Así que vine y escribí esto para descargarme. Sepa disculpar.

PIRATAS DEL CARIBE 4: NAVEGANDO EN AGUAS MISTERIOSAS
Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides

Dirección: Rob Marshall

Guión: Ted Elliott y Terry Rossio (Basados en personajes creados por Ted Elliott, Terry Rossio, Stuart Beattie y Jay Wolpert.

Montaje: David Brenner, Michael Kahn y Wyatt Smith

Fotografía: Dariusz Wolski

Diseño de Sonido: Shannon Mills

Música: Hanz Zimmer

Reparto: Johhny Depp, Penélope Cruz, Geoffrey Rush, Ian McShane, Kevin McNally, Sam Claflin, Astrid Berges-Frisbey,     Stephen Graham, Keith Richards, Richard Griffiths y elenco.  

LA NOCHE DEL DEMONIO (Insidious)

Me pegunto qué habrá pasado con la sutileza en estos años en el género del terror proveniente de los Estados Unidos.
Lo digo en general para pasar al ejemplo puntual de La Noche del Demonio que desde el afiche anuncia mucho de lo que sucederá. Son demasiados lujos para un género que “vive” de lo inesperado.

El diablo y todos los demás.
Como si tomara elementos televisivos el director James Wan, integrante de la dudosa terminología “Splat Pack” (directores de películas de terror con violencia casi pornográfica), decidió presentar desde los títulos, a todos los espectros y fantasmitas que aparecerán en la película. En el afiche ya aclara que “no es la casa” la que tiene problemas así que ¿para qué andar con misterios, no?

Los Lambert acaban de mudarse a una casa re-linda. Muchas habitaciones, escaleras, escondrijos y hasta el ya remanido desván que (como el género exige) siempre está oscuro y la luz no funciona bien. En realidad acá, hasta para los adultos está muy alto el piolín para prenderla lo que supone que los dueños anteriores era gente bastante alta.
Sigo.
El tiempo transcurre entre desembalar y ordenar todo. Mamá Lambert (Rose Byrne) ordena un par de libros en una biblioteca que luego aparecen en el piso. Colegirá el espectador que no fue alguno de los tres niños el que los desordenó; sino alguno de los espíritus que en vida seguramente odiaba leer. Dalton (Ty Simpkins) está jugando hasta que escucha ruidos arriba, accidente mediante, el niño grita y es llevado a su cama para nunca despertar. Queda en una suerte de coma sin síntomas de nada conocido para los médicos y se sabe que las pitonisas, oráculos y demás habitantes de los rubros 50 y pico de los diarios son ideales para “ver que pasa”.
Hasta acá hay buen clima de suspenso. La música de Joseph Bishara y el trabajo de David M. Brewer y John R. Leonetti en fotografía e iluminación aportan buenos contrastes entre luz y oscuridad (o vida y muerte si se quiere). Pero entrarán una anciana vidente y dos ayudantes al estilo paródico de Los Cazafantasmas que desacomodan la atmósfera lograda para pasar al tono ridículo. De ahí en más lo que sucede surtirá efecto siempre y cuando Ud, no tenga ganas de preguntarse demasiado. Si le pasa como a mí, todo consistirá en adivinar a cual de las almas en pena que aparecen en los títulos le toca entrar en escena. Desde un nenito que se esconde en lugares que harían durar un año un juego de la escondida; a un patovica que está mas cercano a un fan de Alice Cooper que a un espectro.
El guión de La Noche del Demonio es tan arbitrario en sus vericuetos que no hay mucho para discutir desde el momento en que se mudan a otra casa y lo que ya estaba anunciado en el afiche se cumple a rajatabla. Leigh Wannell lo debe haber escrito rápido porque hasta tiempo de actuar en la película tuvo.  
Para la generación que no vio Poltergeist todo esto puede resultar novedoso y hasta efectivo. Por el contrario, si Ud es asiduo a las películas de terror es esperable que termine concluyendo en que todo esto es una ensalada con abuso de condimentos del cine de terror japonés de los últimos años. 
Supongo que luego del análisis de la recaudación, se tomarán decisiones sobre si hacer una secuela a partir del final abierto que tiene esta película. Yo no le deseo el mal a nadie así que espero que todos ganen muy buena plata y que con ella hagan otra cosa.
Hasta luego.

LA NOCHE DEL DEMONIO
Insidious (USA, 2010)

Dirección: James Wan

Guión: Leigh Wannell

Montaje: Kirk M. Morri y James Wan

Fotografía: David M. Brewer y John R. Leonetti

Música: Joseph Bishara

Reparto: Patrick Wilson, Rose Byrne, Ty Simpkins, Andrew Astor, Lin Shaye, Elise Rainier, Leigh Whannell, Angus Sampson, Barbara Hershey y elenco.

sábado, 28 de mayo de 2011

EL DEDO

El Dedo. Comedia negra que funciona bien.
Me pasó algo curioso con esta película. Todo el tiempo sentí que estaba parado en una línea muy fina entre engancharme o no. Hubo una elección del debutante director Sergio Teubal que terminó torciendo la historia para el lado bueno: La presencia de las tres o cuatro personas que realmente vivieron los hechos que se cuentan. Ellos aparecen esporádicamente hablándole al espectador. A veces aclarando algo de la trama y a veces jugando con el espectador. “Ese que hace de mí en la película… mas o menos…” dice uno en un momento sobre Fabián Vena.  
Además de romper la cuarta pared, El Dedo en una suerte de comedia negra inspirada en la historia real de un almacenero que se cortó un dedo e intentó conservarlo sin éxito para que se lo cosan.
1983. En una pequeña localidad de Córdoba de 500 habitantes, la noticia del llamado a elecciones es recibida con euforia por los habitantes. Especialmente por Don Hidalgo (Gabriel Goity) quién en una reunión general anuncia que el nacimiento de una niña representa el habitante 501, número que permite a la localidad tener representación propia ante la gobernación de la provincia o sea, pueden elegir intendente.
Habrá dos candidatos: Don Hidalgo y Baldomero (Martín Seefeld) pero éste último es asesinado despertando todas las sospechas y conjeturas posibles. Su hermano Florencio (Fabían Vena) tomará las riendas de la investigación y será en definitiva el personaje disparador de todos los hechos que ocurren después.
Una comedia original, con buenas actuaciones para personajes que tienen características típicas de pueblo; pero que a su vez parecen de western cuando son subrayados por la banda de sonido de Supercharango.
El Dedo tiene un guión bastante sólido de Carina Catelli y una dirección parejita que tiene un pulso más acorde con esta época. Por eso fue muy extraño ver el recurso de la “cámara rápida” durante una escena. Un recurso anacrónico, tonto e innecesario con el que ya no se ríe nadie. Ni como homenaje a Enrique Carreras, se justifica. Con el único que esto todavía tiene sentido es con Chaplin (pero por otras razones)
Hay algunos tropiezos en la fotografía que nunca llega a ser homogénea. No es fácil la foto de paisajes amplios, sobre todo cuando se juega con la continuidad.
De todos modos, nada de esto es escollo para que la película funcione. Insisto: Para disfrutar de El Dedo, el secreto reside en tener un poco de paciencia para seguir el hilo propuesto por el guión y engancharse con los personajes. Yo me dejé llevar. Puede que un poco escéptico pero en definitiva, gracias a esta actitud, cuando arrancó el desenlace en los últimos 20 minutos me reí mucho.  

EL DEDO
(ARGENTINA, 2011)

Dirección: Segio Teubal

Guión: Carina Catelli

Montaje: Hernán Garbarino

Fotografía: Christian Cottet

Música: Superchango

Reparto: Fabián Vena, Gabriel Goity, Martin Seefeld, Mariana Brisky, Mara Santucho, Roly Serrano y elenco.

viernes, 27 de mayo de 2011

¿QUE PASÓ AYER? Parte II (The Hangover Part II)


A ver…
Yo sé que es un cliché decir que si le gustó la primera, ésta también. Pero ¿QUE PASÓ AYER? Parte II tiene un guión calcado, entonces no me queda otra. Ahora entiendo a muchos críticos en la historia.
Es difícil, pero lo voy a intentar.
Reir con lo mismo. Esa es la cuestión
Muchos actores cómicos en el mundo están más allá de cualquier guión. Son ELLOS el “producto” Lo mismo sucede con un grupo de actores que trabajan juntos a lo largo de sus carreras. Podría citar a los uruguayos de Hiperhumor como a las comedias de National Lampoon con Chevy Chase, John Candy y Randy Quaid a la cabeza.
Con esto no quiero decir que estamos ante lo mismo porque les falta rodaje; pero evidentemente este cuarteto integrado por Bradley Cooper, Ed Helms, Zach Galifianakis, Justin Bartha funciona muy bien. Un poco lo que pasa hoy con el elenco casi estable de Judd Apatow.  

¿QUE PASÓ AYER? Parte II podría suceder en Ispahán o Cuzco. Da igual. Todo se sostiene por al química de los cuatro. Sobre todo de Zach Galifianakis cuya impronta apuntala muchas de las escenas de esta segunda entrega.
Esta vez es Stu el que está a punto de casarse y con la sana intención de preservar su proyecto matrimonial, quiere evitar a toda costa lo que pasó en 2009. ¿No la vio? No se preocupe, los tres o cuatro diálogos forzados del principio le harán entender todo sin haberla visto porque la resumen a la perfección. Es más. Si no vio la primera probablemente corra con alguna ventaja adicional respecto de los que sí la vieron y esperan alguna sorpresa.
Como forma de despedida de soltero, Stu decide un desayuno con sus amigos. Claro que si nos quedamos ahí, el pochoclo es demasiado caro así que el casamiento de Stu ocurrirá en Tailandia, lugar al que viajarán todos. La noche anterior al casorio se toman un porroncito de Budweiser y todo vuelve a empezar.
No hace falta que le cuente como sigue porque insisto que no es tan importante como el trabajo de los actores. Ellos transforman lo ridículo en creíble según la característica de cada uno. El director lo sabe muy bien a esto. Vivo como el hambre, dejó todo en manos de ellos sin importar el qué ni el cómo. Hasta se da el lujo de meter fotos en los créditos finales de todo el contenido que hubiera merecido la calificación de apta para mayores de 40.

Si en USA tuvieron la saga de Locademia de Policía con el éxito que tuvo, es de entender porqué una fórmula repetida funciona. No es ni mejor ni peor. Cada espectador tiene su propio sentido del humor. Yo me reí varias veces con las actuaciones y también me río con El Chavo del 8 y con cualquier sketch de Borges y Alvarez. No dejo de admitirme a mí mismo que es una repetición detrás de la otra; aunque en este caso todo se lleve a un extremo difícil de digerir si no se hacen varias concesiones. Insisto: ¿Le gustó la primera? Vaya. ¿No le gustó? Gaste su dinero en otra cosa. ¿No vio la primera? Pruebe. Nigún gag lo requiere y a lo mejor si tiene suerte con el humor negro se ríe un buen rato.

¿QUE PASÓ AYER? Parte II
The Hangover Part II (USA, 2011)

Dirección: Todd Phillips

Guión: Craig Mazin, Scot Armstrong y Todd Phillips

Montaje: Debra Neil-Fisher y Mike Sale

Fotografía: Lawrence Sher

Música: Christophe Beck

Reparto: Bradley Cooper, Ed Helms, Zach Galifianakis, Justin Bartha, Ken Jeong, Paul Giamatti, Mike Tyson, Jeffrey Tambor y elenco
    


INCENDIES (Canadá/Francia, 2011)

Buenas, tome algo.
Para no caer en adjetivaciones obvias que pueden condicionarlo si de casualidad va a verla, le voy a decir que mientras los créditos subían al infinito, pasé un rato largo sin hablar.
Masticándola, pensándola, rumiándola… dejando que las imágenes con las que me quedé se impregnen en mi memoria. Como si uno viera una tela que le gusta y luego de palparla un rato necesitara alargar el lienzo del rollo un poco mas para sopesarla y comprobar que, efectivamente, tiene lo que uno supuso y más.

Hay películas en la historia de cada persona como espectadora o espectador, que se arraigan tan fuertes en el corazón que resulta difícil disociarlas de uno. No importa su valor como obra cinematográfica. No importa si ganó premios o si la crítica la hizo polvo (ésta estuvo nominada al Oscar este año). Lo que importa es que esa obra quedó para siempre ahí. Aferrada a la maravillosa singularidad que tiene el alma. Esa que se resiste a cualquier análisis. A uno le garpa y es suficiente razón por la cual insisto como desde el principio, que la única razón que NO hay que tener en cuenta para elegir ver una película es la opinión de un crítico.
Sucede también que uno se fanatiza y pierde objetividad, así que he decidido que en lugar de la vehemencia voy a usar la reflexión, simplemente para que no le pase de leer esto, salir corriendo a ver una obra maestra y luego se acuerde de toda mi familia por exceso de expectativa.

Incendies. Película y actuación brillante
La exploración sobre el comportamiento humano tiene muchas aristas. En el caso de escribir el guión de una película una de las virtudes mas importantes que se puede aplicar es la de tener muy claro qué parte se está queriendo exponer. El cómo, la puede convertir en una obra de arte.
El director Denis Villenueve dedicó su película a desgranar y desmenuzar una historia para convertirla en un rompecabezas de 10 piezas que, una vez puesta la última (y sólo una vez puesta la última), mostrará el costado mas bestial y primitivo que tiene el ser humano que por tener uso de razón, es aún más violento y salvaje que cualquier animal. Esto de que “El hombre es el lobo del hombre”
Pero para llegar a este punto, habrá que buscar y hacerse cargo.

En Canadá, dos gemelos, Jeanne Marwan (Mélissa Désormeaux-Poulin) y Simón Marwan (Maxim Gaudette) están sentados en el despacho de Jean Lebel (Rémy Girard), el escribano de la familia y además empleador de su difunta madre. En la lectura del testamento, la madre, Nawan (Lubna Azabal) les otorga el uso de sus bienes no sin antes cumplir con una última voluntad. Ella debe buscar a su padre (a quién creían muerto) y él de be buscar a su hermano, cuya existencia ambos ignoraban. Después de semejante shock, Jeanne parte hacia medio oriente mientras que Simón se niega rotundamente a semejante sometimiento.
A partir de aquí, comenzamos a conocer cada una de las piezas del rompecabezas que el director armó. Cada pieza tiene un nombre y están relatados en un montaje paralelo: en tiempo presente (la búsqueda) y en flashbacks (la historia de la madre). En una de estas piezas, nos damos cuenta de que los que estamos buscando somos nosotros.
El que ocurra en Oriente Medio con países enfrentados funciona como contexto. Pronto vemos que no es una película sobre este tema y la búsqueda comienza a cobrar cada vez más profundidad. Por eso el lugar en donde ocurre sirve como agregado de culturas; pero es la identidad lo que se perdió, lo que nunca estuvo y la que en un momento clave al principio, se define como una fórmula matemática con regla de probabilidades incluida. Todo puede pasar para una mente naturalmente calculadora pero también se cita uno de los planteos matemáticos jamás resueltos como parte del resultado.

Me muero de ganas de compartir con Ud todo lo que me paso con cada escena de la película pero tendría que contársela y pierde la gracia de SU búsqueda. Sí le puedo decir que difícilmente pase desapercibida por sus sensaciones. Se llama Incendies porque hay dos incendios que marcan claramente un cambio en la vida de Nawan. Una vez terminada de ver, todo cobra mas fuerza.

La suma total da que la música es demoledora y la elección de los dos temas de Radiohead probablemente esté dentro de lo mejor que he escuchado para climatizar las imágenes, además de la partitura original. La compaginación de Monique Dartonne y la fotografía de André Turpin logran momentos de colección y como nunca el guión y la dirección están al servicio de hacer cine en serio.
Denis Villenueve sabe contar y enriquecer el texto cinematográfico.
En el rubro actuaciones tengo que decir que todos están excelentes; pero lo de Lubna Azabal es directamente otra cosa. Su trabajo es fenomenal. Nunca voy a olvidar a “La Mujer Que Canta”.

En estos tiempos en los que Argentina también está en una búsqueda de identidades para cerrar las dolorosas heridas del pasado, Incendies tiene un agregado inconmensurable. Incendies es mucho para el corazón y para el cine ni hablar. Para quién escribe (para mí), una obra maestra.
Que la disfrute.

INCENDIES
(CANADA-FRANCIA, 2010)

Dirección: Denis Villenueve

Guión: Denis Villenueve (con la colaboración de Valérie Beaugrand-Champagne y basado en la obra de Wajdi Mouawad)

Montaje: Monique Dartonne

Fotografía: André Turpin

Música: Grégoire Hetzel

Reparto: Mélissa Désormeaux-Poulin, Maxim Gaudette, Rémy Girard, Lubna Azabal, Abdelghafour Elaaziz, Allen Altman, Mohamed Majd y elenco

jueves, 26 de mayo de 2011

LA PALABRA EMPEÑADA


Guevara y Massetti. Periodismo y Revolución
De un tiempo importante a esta parte, la Revolución Cubana en general y la vida del Che Guevara junto con todos los personajes y acontecimientos que lo han rodeado en particular, ha disparado como nunca la curiosidad de muchísimos realizadores tanto de ficción, como de documentales.
La ventaja principal de esto reside en que proponiéndoselo o no, cada una de las obras ayuda a poner luz sobre un personaje de la historia del que se habla (y opina) mucho; pero se sabe poco.  
Adentrarme en lo que a cada uno le pasa con él sería una tarea dantesca. En principio porque genera pasiones muy fuertes tanto a favor como en contra, con lo cual sólo queda: o bien generalizar, o nutrirse con la mayor cantidad de información que sea posible para poder elaborar una opinión un poco mas fundada porque está claro que esta figura clave de la historia “vende”. Remeras, mochilas, prendedores o entradas de cine.
El llamado séptimo arte puede dar algunas respuestas pero no todas. Sobre todo si el espectador se encuentra en una posición política que le impida, por definición, querer saber más.
Por eso, cuando de documentales se trata, es difícil evitar “leer” las intenciones de los realizadores a la hora de analizar lo que se está viendo.
Afortunadamente para mí, hay dos elementos que se pueden aislar tranquilamente aunque ambos estén íntimamente ligados. Uno es el contenido y el otro es la forma en que se muestra.
Desde el punto de vista del contenido, la película de Juan Pablo Ruiz y Martín Massetti, La Palabra Empeñada, es interesantísima. Arranca en 1958, momento en el cual, el periodista Jorge Ricardo Massetti realiza para Radio El Mundo la cobertura de la Revolución Cubana desde Sierra Maestra incluidas las famosas entrevistas a Fidel y al Che. Luego, a través de muchos testimonios como el de Gabriel García Marquez, Ciro Bustos o Rogelio García Lupo por ejemplo, se cuenta la creación de la agencia de noticias Prensa Latina (que marcó un antes y un después en la vida de Massetti) para luego entrar en la historia de cómo este periodista sigue adelante con su vida revolucionaria yendo a Argelia primero y luego al frustrado avance en Argentina que en definitiva termina con su vida.
La película depende prácticamente de lo que cuenta la gente que lo conoció. Aquí es donde el punto de vista de la forma tiene fisuras porque las imágenes de archivo no tienen mucho material que no se haya visto antes y el sonido (directo) de Juan Pablo Ruiz y            Diego Kartaszewicz tiene muy serios defectos, al menos para decidir la exhibición de La Palabra Empeñada en cines.
Si en el espacio reducido en el que se exhibió, hubo entrevistas que fueron casi imposibles de entender, no quiero imaginar el formato DVD escuchado en salas más grandes con acústica mas complicada. La diferencia sonora que hay entre una voz y otra es tan notable, que resulta extraño que no se haya recurrido al menos a un subtitulado para poder captar todo. Así, por más interesante que sea el contenido éste se diluye con el espectador tratando de adivinar o hilvanar una frase a los efectos de poder seguir un hilo. Supongamos que el problema soy yo. O sea, un oído me funciona fenómeno y el otro nada. Igual hay momentos de sonido de palabras claras, nítidas y momentos en los que el ruido del tránsito escuchado de fondo con uno de los entrevistados, tapa parte del texto.
Tampoco agregan demasiado, las imágenes de la cuba actual, con el equipo de filmación tratando de recorrer algunos lugares por dónde pasaron los batallones aunque la escena en la que se muestra la cabaña desde donde la radio transmitió sus mensajes (con archivo de audio incluido) está muy bien lograda y brilla por sí sola.

Se adivina una compaginación correcta y momentos musicales interesantes. Pero de alguna forma todo se pierde en la confusión general de un sonido muy pobre.
Seguramente en formato hogareño, La Palabra Empeñada se puede apreciar de otra manera; si decide ir al cine, vaya agudizando los tímpanos.

LA PALABRA EMPEÑADA.
(ARGENTINA, 2010)

Dirección: Juan Pablo Ruiz y Martin Massetti

Guión: Juan Pablo Ruiz y Martin Massetti

Fotografía y Compaginación: Juan Pablo Ruiz.

Sonido: Juan Pablo Ruiz y Diego Kartaszewicz

viernes, 20 de mayo de 2011

LE QUATTRO VOLTE


Buenas, sírvase algo.

Poseía y Riqueza visual para el rutinario ciclo de la vida
El filósofo y matemático griego Pitágoras De Samos (Pitágoras para los amigos), creía y tenía elaborada la teoría de trasmigración de las almas.  Sin entrar en los complejos vericuetos de la filosofía griega y para explicarlo con manzanas, el fundamento de esta creencia se basaba en que una vez muerto el cuerpo humano, lo que quedaba era el alma. La verdadera energía de la vida y que esta no sólo reencarnaba en algún ser vivo del cosmos sino que tenía el poder de decidir en cual encarnar. Luego Empédocles amplió este concepto de reencarnación a cualquier vegetal.

Estos conceptos sumados a la posibilidad de plasmar en imágenes el ciclo de la vida es lo que, a mi entender, inspiró a Michelangelo Frammartino para escribir y dirigir Le Quattro Volte. Una posibilidad de contar los estados la vida con un hilo conductor.

Las primeras imágenes de la película revelan el primer eslabón de la cadena. Hay gente trabajando en una parva para hacer carbón vegetal. Esto despide humo y hollín que merced al viento viaja hacia el centro del pueblito en donde hay una iglesia. En la puerta de la iglesia hay una señora que barre este hollín y lo guarda cuidadosamente ensobrado en hojas de revista.
En un pueblito de Italia, El Pastor (Guiseppe Fuda) arría sus cabras. Las lleva y las trae con una parsimonia que asusta. Una rutina que parece haberse llevado a cabo de la misma manera durante siglos y que sigue manteniéndose intacta. Pero el pastor está enfermo. Se ve venir el final de su vida pero sin renunciar a su destino.
Así irá hasta la iglesia de donde se llevará uno de esos sobres con tierra y hollín, el cual será vaciado en un vaso con agua y mezclado como para bebérselo antes de ir a dormir. Del polvo venimos y al polvo volvemos. No sin antes pasar por otros estados. A la muerte del viejo le sucede el nacimiento de otra cabra que a su vez tendrá su participación en este ciclo.
   
El director Michelangelo Frammartino juega con sus planos y con el tiempo. Hace literal el descanso en cada toma trazando un paralelo con el lugar en donde planteas la acción de la película. En este pueblo parece no haber existido jamás un reloj, una computadora, un celular o siquiera una radio. De hecho, la película no tiene un solo diálogo en los 88 minutos que dura. Nada. Y sin embargo la gente vive igual en su rutina cíclica. Todos los días son iguales y necesarios para contar esto que vemos porque sería imposible contar un ciclo si uno no se toma el tiempo para observarlo.

Ayuda mucho la fotografía de Andrea Locatelli y el montaje de Benni Atria y Maurizio Grillo. Dos hombres que parecieran haber visto todo sobre el concepto Tarkovskiano del montaje y sus ideas de atrapar un momento en el tiempo con la cámara y dejarlo respirar para que siga vivo.

Cuando todo vuelve a empezar, nos hemos dado cuenta que transitamos un camino al ritmo mismo del arte y de la vida. Que bien podría Le Quattro Volte, ser una pintura del impresionismo o un film neorrealista o una combinación de ambos. Para el caso, la visualidad no pasa por esperar cortes de plano sino por descubrir el diseño de arte que creo la naturaleza.

Yo le diría que se prepare para una propuesta distinta, reflexiva, poética y sobre todo jugada. No importa si es en un paraje de algún lugar del mundo o en la ciudad. La rutina está presente e indefectiblemente seremos parte tarde o temprano.

LE QUATTRO VOLTE
Le Quattro Volte (ITALIA, 2010)

Dirección: Michelangelo Frammatino

Guión: Michelangelo Frammatino

Montaje: Benni Atria y Maurizio Grillo

Fotografía: Andrea Locatelli

Música: Paolo Benvenuto

Reparto: Giuseppe Fuda, Bruno Timpano y Nazareno Timpano

sábado, 14 de mayo de 2011

WINNIE THE POOH

Disney es así. Hasta comenzada la década del 90, en su animación clásica podía meter un tremendo golpe bajo del que nunca sale ni se preocupa por salir (Bambi) o podía quedarse en una simpleza extrema que limita la obra a una determinada edad sin volar demasiado alto (Winnie the Pooh).Ya sé que estoy generalizando. Después lo charlamos película por película. Para el caso digo Disney en términos muy generales pero aceptables a priori.

Otra del osito de peluche y sus amigos
Hace muchos años ésta diferencia podía no ser un problema. Ni siquiera una cuestión de elección. Si era de Disney era para chicos y chau.
En este siglo Uini Pú, el osito de peluche, ya resulta un poco anacrónico. Yo diría que la picardía del Pato Lucas o la pedantería de Bugs Bunny (siendo de 6 décadas atrás) están mucho más en concordancia con los chicos de hoy, pero me choco con una realidad que a lo mejor escapa a mi posibilidad de analizar una película como esta. Puede ser. Y sé que es esperable que diga que la insistencia de una animación clásica tiene por resultado un producto amable con los chiquitos inocentes. Incluso despojada de conflictos difíciles de explicar (o decodificar).

¿Sabe qué pasa?
Que yo sigo disfrutando de los dibujitos de toda la vida. No pasa una semana en la que no mire con mi hijo de 7 años algo de mi época y algo de la suya. Así podemos pasar la tarde entera de un domingo de lluvia viendo desde Tom y Jerry o cualquier corto de Tex Avery a Bob Esponja o Hot Wheels. Una vez pusimos un DVD de Winnie the Pooh y casi pasó desapercibido.
En la privada de prensa de esta nueva entrega del osito, los que nos dedicamos a esto podíamos asistir con los chicos. Es una inteligente manera (por parte de las distribuidoras), de tener un termómetro a mano y a flor de piel de lo que genera una película animada, mas allá de lo que podamos analizar con nuestra óptica.
Había un par de chicos que lloriquearon durante toda la película. Otros se movían en la butaca incesantemente. Escuché risas de adultos (incluidas las mías).

Me molesté en observar esto para establecer mi punto. Tíldeme de sectario si quiere pero Uini Pú (Winnie the Pooh) es aburridísimo en cine. Es IN-SO-POR-TA-.BLE.
Por eso me niego a relatar nada que tenga que ver con el argumento. Siento que le voy a quitar una hora de posible entretenimiento.
YO.
Yo, eh? A los cuatro minutos de película me quería matar.
Pero esto no tiene que ver con una cuestión de falta de didáctica. No voy a ser tan necio de negar que valores como: trabajar en equipo para lograr algo; la amistad e incluso la fidelidad están presentes en esta película. Sucede que me planteo si esto justifica una salida de 100 mangos para toda la familia cuando la experiencia en cine está avanzando a pasos agigantados al punto de relegar este tipo de animación a una cuestión de archivo.
Es más, redoblo la apuesta. Una selección cuidada de cortos animados de Warner o de MGM es infinitamente superior.

Sabrá disculpar si no estoy de acuerdo con la mayoría. Si quiere le digo lo obvio:

“Que linda película para el público menudo” o “El entrañable osito se embarca en otra adorable aventura” o “ideal para nenes de 4 a 2 años”

Lo siento. No me sale. Será que cuando era chico vi en el cine Los Angeles la del bosque encantado sin que me pase nada y por eso elijo ser coherente con lo que siento. Este osito que se viste con la camiseta de una Barbie y siempre le queda chica jamás me provocó nada. Ni antes ni ahora.
¿No me cree? Espere que le pase lo que me pasó con mi hijo: “Pá, el canguro no vive en el bosque ¿cómo llegó ahí?”
Discovery Kids tiene personajes de habla básica, pero con un contenido muchísimo mas elaborado y un código mas acorde a esta época.

A lo mejor le estoy errando a la óptica; pero si su hijo se quiere ir a los 20 minutos, acuérdese de lo que le dije. Supongamos que nos encontramos en la parada del colectivo y usted me pregunta:
“Bueno, pero ¿para los chicos es buena?”
“No” Le voy a responder. Pero si la va a ver igual, al menos quédese hasta que terminan los títulos (si es que su hijo sigue despierto).

WINNE THE POOH
Winnie the Pooh (USA, 2011)

Dirección: Stephen J. Anderson y Don Hall

Guión: Cuentos de A.A. Milne

Montaje: Lisa Linder

Fotografía: Julio Macat

Música: Henry Jackman

Reparto (voces en ingles): Jim Cummings, John Cleese, Craig Ferguson, Tom Kenny, Bud Luckey, Jack Boulter, Travis Oates y Kristen Anderson-Lopez

VIENEN POR EL ORO, VIENEN POR TODO


Ya es una realidad de hace tiempo: el documental está ocupando una porción cada vez mas importante en nuestro país; aunque todavía resta mucho camino por andar para poder contar con un circuito mas serio que ponga este tipo de películas a mejor alcance de los espectadores (empezando por la deficiente difusión que tienen)

Valioso documental. Para no qudarse de brazos cruzados
Esta película de Pablo D’alo Abba y Cristián Harbaruk comienza desde el minuto 1 y con la narración de Julieta Díaz a meternos en una parte reciente de nuestra historia que tiene que ver con la lucha que el pueblo de Esquel llevó a cabo para evitar que la minera Meridian Gold se instalara en la zona para explotar el oro a cielo abierto. De ahí lo de Vienen Por el Oro, Vienen por Todo.

Quizás lo más difícil de un documental sea poder establecer una línea. No argumental (esto también tiene su dificultad); sino de pensamiento. Cuando esto se pierde, la fuerza de las imágenes se debilita y cualquier decisión de contenido se diluye. También es verdad que es un gran desafío decidir qué hacer con el material de archivo porque obliga a tener un gran poder de síntesis para no caer en redundancias que terminen aburriendo. En este aspecto, los directores y guionistas supieron aprovechar sus virtudes para realizar un documental muy dinámico que además tiene el agregado de que en sus 83 minutos de duración hay mucho de las dos campanas que no necesariamente significa neutralidad.
Lo bueno de esta película es que uno, sin saber nada de minería, puede sacar conclusiones concretas ya que todo está explicado con manzanas.
Las entrevistas actuales, aportan mucho de sensibilidad ante un tema que por distintos intereses de cada medio (sobre todo gráfico), no nos ha llegado en forma completa.

Argumentalmente podría decirse que casi todo lo que se ve, es el resumen de los hechos que parten desde la decisión política y arbitraria del entonces Gobernador de Chubut José Luis Lizurume (que otrora pagó un costo político lapidario), hasta el resultado de aquel plebiscito que con el 85% de los votos le dijo No, al proyecto minero.    

Pablo D’alo Abba y Cristián Harbaruk tuvieron el acierto de poner testimonios de aquellos que encabezaron la campaña de vecinos auto-convocados: un albañil que por necesidad estaba a favor, un guía de la compañía canadiense, una vecina de clase alta, un joyero que trabaja el oro y también la palabra del ex-gobernador. Pero además la película pone una señal de alerta sobre la existencia de otros 400 proyectos de explotación minera, decorada con algunos inserts animados que explican didácticamente las consecuencias ecológicas de este tipo de empresas y las tremendas ventajas que la ley de minería argentina tiene que, literalmente, termina pagándole a las empresas por llevarse nuestras riquezas.
Tremendo el pasaje que cuenta que hacer un anillo de oro equivale a 18 toneladas de desechos tóxicos.

Una buena dinámica de cámara, acompañada de una música original muy sugestiva y la compaginación, son otras virtudes que tiene Vienen Por El Oro, Vienen Por Todo.

Una obra necesaria y valiosa que abre los ojos y los oídos e invita, de acuerdo al nivel de compromiso que cada uno tenga, a sumarse a la causa para que no tratemos este como un tema menor. O, como mínimo, para que nos preocupemos por el futuro de las próximas generaciones.

VIENEN POR EL ORO, VIENEN POR TODO.
(ARGENTINA, 2011)

Dirección: Pablo D’alo Abba y Cristián Harbaruk

Guión: Pablo D’alo Abba, Cristián Harbaruk y Rocío Azuaya

Montaje: Pablo D’alo Abba y Alejandro Arias

Fotografía: Daniel Ortega

Música: Alejandro Terán, Martín Bosa, Juan Patricio Mendoza y Pablo D’alo Abba.

Animación: Váscolo

Reparto: Documental Narrado por Julieta Díaz

MUJERES AL PODER (Potiche)


Querido lector.
Acabo de iniciar un viaje en el tiempo a finales de la década del 70. Se me ocurrió que es la única manera de explicarle cómo ver esta película. Ahí me encontré con el cine de Claude Lelouch y sus comediejas. O mejor dicho, su forma de entender el humor en ese momento.
Es mas, si usted no está dispuesto a hacer ese viaje, difícilmente pueda encontrar algo de valor en esta película.
Depardieu y Denueve. Nada de nada
Porque Mujeres al Poder tiene la impronta de ese tipo de humor en todo sentido. Estética, diálogos, situaciones y varios etcéteras más.
Me refiero al género de comedia inocentona y naive que visto hoy resulta anacrónico. Si no fuera porque es un hecho, dudaría de que esto se filmara el año pasado. Más bien parece que se hizo en 1977 y se estrenó en 2011. En este sentido hay que darle la derecha a François Ozon porque él mismo se encarga de aclarar que siempre tuvo la intención de hacer con esta película lo que hizo. Entonces…

Entonces…

Déjeme aclarar las ideas…

Ahí va:

Según quién la vea, Mujeres al Poder es ridícula o es entrañable.

Ahí está. Yo sabía que si me tomaba un par de minutos llegaba a la conclusión. Sucede que dentro de lo que se cuenta en la película, los temas se van mezclando entre una reivindicación de la lucha de la mujer por ocupar el lugar que hoy tiene y la comedia de enredos. Veamos:

El final de la década del 70 tuvo un apogeo del movimiento de la liberación de la mujer. En este contexto, Suzanne (Catherine Denueve) representa todo aquello de lo que la mujer quería liberarse. El sometimiento, la resignación, la esclavitud y todo lo que implicaba el subyugo al poder masculino. Robert , su marido (Fabrice Luchini) se considera buen padre, buen proveedor (viven muy bien) y poderoso por ser el gerente de la fábrica de paraguas que manejaba su difunto suegro.
Ardía Paris en esa época en la que los gremios recobraban fuerzas y la batalla por mejores sueldos se libraba día a día. Robert odia todo lo que signifique socialismo o sea que no le viene nada bien que Maurice Babin (Gerard Depardieu) sea diputado socialista y promueva la huelga que los trabajadores están haciendo en la fábrica mientras hace campaña para que lo reelijan.
No es mi opinión. Es lo que muestra la película literalmente hablando.

Por eso resulta bastante confuso que dentro de este contexto se arme una comedia de enredos que no tienen nada que ver con el subtexto del guión y que peor aún, la cuestión se resuelva de una manera en la que la liberación de la mujer se lleve a cabo merced a que Suzanne debe hacerse cargo de la dirección de la empresa; no su capacidad de liderazgo o su inteligencia; sino a partir de un ataque de stress de su marido. Digamos: para ella los reclamos de los trabajadores son justos, porque se lo dice su hijo (que  parece salido de La Tribu Brady), la secretaria (amante) de su marido y el diputado Babin con quien tuvo una aventura pre matrimonial (entre otras tantas) de la que quedaron algunas secuelas –la escena de Depardieu y Denueve en la boite tiene tanto gusto como un pollo hervido-
De hecho hasta me pareció de dudoso gusto el crecimiento del personaje en semejante propuesta.
Para confundir un poco mas, François Ozon mete en su guión varias situaciones que están lejos de aportar demasiado más que una excusa para el gag obvio por lo cual vuelvo al principio. Yo no sé cuantas lecturas se podían hacer de una comedia de este tipo en la época de pleno apogeo de la música disco. Sí sé que el contexto en el que se planteaba todo, no era tan pretencioso.

Párrafo aparte para el vestuario de Pascaline Chavanne que, sin importarle nada de lo que el guión cuenta, tiene un estudio meticuloso de la moda de la época. Brilla por sí mismo al igual que la selección de temas que suenan.

A lo mejor estoy hilando muy fino para algo que no merece tanta observación, pero si este fuera un homenaje a la comedia liviana, Mujeres Al Poder tiene demasiada manteca.   

MUJERES AL PODER
Potiche (FRANCIA, 2010)

Dirección: François Ozon

Guión: François Ozon (basado en una obra de Jean-Pierre Grédy y Pierre Barillet)

Montaje: Laure Gardette

Fotografía: Yorick Le Saux

Música: Philippe Rombe

Vestuario: Pascaline Chavanne

Reparto: Catherine Renueve, Gerard Depardieu, Fabrice Luchini, Karin Virad, Judith Godrèche, Jérémie Reñiré, Sergi Lopez, Evelyne Dandry y elenco.


PODER QUE MATA (Fair Game)


Penn y Watts en un buen thriller político
Según la gacetilla de prensa que tengo en mi mano, Doug Liman (el director de Sr. y Sra. Smith) dijo de su propia película: “de Poder Que Mata me atrajo el hecho de contar la historia de los “verdaderos” Sr y Sra Smith (en tanto, héroes de la vida real).
También dijo que filmó la historia de un matrimonio, no una lección de política.
Estas declaraciones de Liman me demostraron dos cosas: Que el concepto norteamericano del héroe no cambió con los años y que el director no entendió su propio film. No le hagamos caso entonces a lo que dijo porque éste, con sus bemoles, es un buen thriller político.

La historia, efectivamente, se centra en el matrimonio Wilson. Joe (Sean Penn) y Valerie (Naomi Watts) han trabajado para el gobierno de los Estados Unidos. El es ex diplomático en el Oriente Medio y ella actual agente de la CIA.
Estamos en el año 2002, momento de la historia en el que George W. Bush estaba decidido a entablar una guerra con quién sea con tal de recuperar el rédito político perdido a partir del horror del 11 de Septiembre.
Sucede que para que la invasión a Irak tuviera fundamentos sólidos, hacía falta (también) la opinión a favor de ambos integrantes de la pareja. De ella porque tenía una gran cantidad de contactos en la zona del conflicto y de él porque conocía algunos vericuetos diplomáticos a partir de su presencia en esos países. No solamente esto no ocurrió; sino que además Joe publica un artículo en el New York Times que contradijo la decisión tomada por Bush, alegando que no hay pruebas de armas de destrucción masiva. Joe está movilizado por el hecho de que se le está mintiendo a la opinión pública con un cuento de la peor calaña.
En respuesta a este artículo, un integrante de la casa blanca revela la identidad de Valerie a los medios pro republicanos que acusan recibo iniciando una batalla mediática de desprestigio.
En este sentido, la película es una buena muestra de thriller político. El ritmo que se imprime entre ficción y documental es innegable. La única razón por la que este film no está en el lugar que se merece es porque Doug Liman no termina de comprometerse con lo que decidió contar y por momentos desvía la atención de la coyuntura a lo que ésta circunstancia provoca en el seno de una pareja sólida. Ahí es cuando el guión se vuelve un melodrama innecesario.
Da la sensación de que se quiere ser políticamente incorrecto a través del conflicto entre Joe y Valerie, en lugar de lo que la historia requiere.
Del mismo modo ocurre con las imágenes de noticieros; discursos de Bush y otros sujetos. Se decidió que el “archivo” complemente lo que no se animan a decir los guionistas. Es raro, teniendo en cuenta que lo que se toma como base del guión son los dos libros que publicaron Joe Wilson (La Política de la Verdad) y Valerie Plame (Juego Limpio) a partir de sus experiencias. De hecho, nadie en la película actúa el papel de Bush o de Dick Cheney, pero sí hay actores que “hacen de” los que fueron condenados por la justicia o por la propia administración.

De todos modos, la película tiene valores propios. Los suficientes como para poner el tema en la mesa del café y debatirla.
La dirección de fotografía es del mismo Doug Liman y es en el rubro en el que el compromiso es total porque logra una coherencia entre el archivo y la ficción. El montaje coopera con la propuesta de tensión constante y la música de John Powell tiene momentos que incluso superan su trabajo en Bolt (2008).
Penn y Watts trabajan de memoria. El resto de elenco está bien, pero creo que hay personajes que merecían más cartel que el que hay.  
Siempre estuve seguro de que la guerra de Irak era una gran mentira. Ahora que se dio lo de la muerte de Bin Laden, parece que esta película llega un poco tarde lo cual no quita que sea uno de los filmes serios sobre esta temática (por no decir el primero). No es poco en estos tiempos y menos viniendo del país que inició todo este embrollo.  

La fabulosa película Mentiras que Matan (Wag The Dog de Barry Levinson, 1997) dejó establecida para siempre la certeza de lo que los medios y el poder político pueden fabricar para la opinión pública. Poder Que Mata no aprehendió del todo este concepto, pero no deja de ser un buen thriller político. ¡Ah…¿Ya dije eso? Okey. Lo sostengo.

PODER QUE MATA
Fair Game (USA, 2010)

Dirección: Doug Liman

Guión: Jez y John-Henry Butterworth (basados en los libros “The Politics of Truth" de Joe Wilson y “Fair Game” de Valerie Plame”

Montaje: Christopher Tellefsen

Fotografía: Doug Liman

Música: John Powell

Reparto: Sean Penn, Naomi Watts, Sonya Davisson, Vanesa Chong, Anand Tiwari y elenco

jueves, 12 de mayo de 2011

MIENTRAS "LA COSA" FUNCIONE (Whatever Works)


Woody Allen Magnífico. La cosa funciona
Buenas. 
Todavía voy a seguir preguntándome como es que esta película de Woody Allen llega tan tarde a nuestro circuito. Que “la cosa” Funcione es de 2009 ¿Se da cuenta? En una época como la nuestra, el fanatismo combinado con la tecnología hace que se reduzca considerablemente la cantidad de público que va a ir a verla pues ya está recontra editada en DVD y hasta se puede ver online con subtítulos en esa calidad.

Pero esta circunstancia me pone en el lugar de aconsejarle furiosamente que se dé una oportunidad de verla en el cine porque éste es, sin duda, el mejor Woody Allen de los últimos tiempos. Casi diría que no sólo es un retorno al grupo de sus mejores filmes, también es el retorno a la Nueva York que tanto lo inspiran a el y a sus personajes. Esos que caminan en el parque, van a una feria americana o compran fruta en el mercado y que representan para Woody y para el mundo, al hombre de ciudad en su estado más puro. O sea, temeroso, alienado, eufórico, ritualista, prejuicioso e inmerso en todas sus tribulaciones, alegrías y tristezas como habitante de cualquier Capital del mundo que representa, de cada país, el ombligo en el cual los ciudadanos fijan la vista.

Treinta segundos después de ser testigos de una conversación entre amigos, uno de ellos (Adam Brooks) le pide a Boris (Larry David) que cuente una anécdota. Este se resiste con la excusa de que no le gusta que todos se enteren. Ellos vuelven a insistir diciendo que son sus amigos “¿Quién mas lo va a saber?”. Boris nos señala a nosotros, espectadores y a partir de ese momento, estamos convidados a conocer su historia.

Literalmente, Boris se levanta de la mesa del bar y mirando a cámara (o sea a Ud y a mí) comienza a caminar mientras tira uno atrás de otro sus conceptos de la vida y del universo (en una verdadera cátedra de Stand Up), para luego entrar a relatar, ahora en imágenes, lo sucedido hasta ese momento. Ese instante en el que todos nosotros (y sólo por haber pagado la entrada) nos entrometimos en una charla de cuatro tipos a los que no conocemos, en una clase magistral de cine “fuera” del cine.

Boris tiene una personalidad tan enérgica como derrotista. En este aspecto, nunca en todo lo que dura la película va a dejar de contar (a los demás personajes y a nosotros) su particular visión de la humanidad. Es claramente el alter-ego de Woody Allen.
Así conocemos como es que Boris se separó de Jessica (Carolyn McCormick) en medio de ataques de pánico y desprecio por la vida para luego centrar la historia en su relación con Melody (Evan Rachel Woods, buena actriz y extraordinariamente hermosa).
La línea del guión presentará a otros personajes como Marietta, la madre de Melody (Patricia Clarkson) o John, el padre (Ed Begley Jr.). Gente que no tendrá un impacto directo en la idiosincrasia de Boris pero que será vital para establecer el punto clave y disparador de Que “la cosa” Funcione. 

Por estas razones me privo de contar más del argumento, pero también porque Woody Allen tiene una forma de trabajar con sus actores y sus guiones que merecerán un análisis aparte en la historia del cine. Por eso es Woody Allen. Su filmografía desde 1966 hasta hoy ha sido tan ciclotímica e hipocondríaca como él y esta película, desde el minuto 1 hasta el 94 es una joya para atesorar y mirar de vez en cuando.  

Un párrafo aparte se lo lleva Larry David, el creador de Seinfeld y la fabulosa Curb Your Enthusiasm que es de lo mejor de la TV norteamericana de esta época. Este actor lleva la comedia incorporada a la cara y Nueva York al cuerpo. Es un show aparte que no va en desmedro de la profundidad de los temas que se plantean sino que los potencia.  

Por cierto, el título Que “la cosa” Funcione con el que se estrena acá, con esas comillas ridículas que dan para pensar otra cosa, no tienen nada que ver con el título original, “Whatever Works”.
Para una película de este director, no es un tema menor. Porque es la declaración de principios del personaje principal en pos de tratar de resolver el enigma que representa el hecho de estar vivo y de cómo llevarlo adelante: “Mientras no molestes al de al lado, lo que sea que te sirva”. Si con esta premisa se puede hacer cine de esta manera, está más que bienvenido. Excelente.

MIENTRAS “LA COSA” FUNCIONE
Whatever Works (USA, 2009)

Dirección: Woody Allen

Guión: Woody Allen

Montaje: Alisa Lepselter

Fotografía: Harris Savides

Música: Sin partitura original

Reparto: Larry David, Adam Brooks, Lyle Kanouse, Michael McKean, Clifford Lee, Carolyn McCormick,             Conleth Hill, Evan Rachel Wood, Ed Begley Jr. y elenco.