sábado, 6 de agosto de 2011

El mundo segun Barney (Barney's Version) USA, 2009

Giamatti y Hoffman, lección de actuación

Resulta curioso e interesante el hecho de que a uno le importe una historia como la de Barney Panofsky. Si cualquiera de nosotros conociera a este tipo en una reunión de amigos en común, seguramente nos caería muy mal. Sin embargo, esa misma persona ofrecería varias aristas para explorar en nuestra propia personalidad. Sería difícil juzgarlo sin hacerse cargo de algunos defectos del propio ser.
Barney (Paul Giamatti) es un tipo inconsecuente, irritable y pasional. Ninguna de sus acciones parece ocurrir sin pasar por estos tamices.
Lo vamos conociendo de a poco. Partimos de una escena en un bar en tiempo presente, donde un policía retirado lo hostiga ante el dueño y acusa de asesino a un hombre famoso por producir espantosas (pero aparentemente exitosas) novelitas de la tarde.

A partir de la mirada cansina y vacía del productor, la película propone llevarnos a los ‘70 y a su vida de bohemio en Roma como parte de un grupo de amigos relacionados con el arte y el libre albedrío. Es un momento en el que el protagonista va construyendo el ser que se anuncia al principio.
Se casa, abandona su vida en Europa, se vuelve a casar y hasta tiene sentido que en la fiesta de su segundo casamiento (ya en Estados Unidos) encuentre a su verdadero amor, Miriam (brillante Rosamund Pike).
Barney se rige por impulsos y es donde el director Richard J. Lewis encuentra al espectador que quisiera hacer todas las cosas que su personaje hace. Más que encontrarnos, nos conecta.
El caso de asesinato a su mejor amigo, Boogie (Scott Speedman) está presente como una suerte de McGuffin en el que siempre caemos. Queremos saber qué pasó, aún intuyendo que no es de lo que se trata esta película.
La historia de este productor de Televisión (que como tal es lo menos importante) está muy bien contada a lo largo de poco más de dos horas que atraviesan casi cuatro décadas.
Más que flashbacks, el director hace una retrospectiva en la que nos pone al lado de Barney en una suerte de complicidad implícita. Como si quisiera invitarnos a quererlo y entenderlo tal cual es (¿No debería ser así la amistad?).
Su esencia está presente gracias a la maravillosa actuación de Paul Giamatti. Uno no puedo sino rendirse a mirarlo y tomar una posición empática hacia él. Sea el tipo de persona que sea. Pero además, todos y cada uno de los personajes secundarios (empezando por el padre, Izzy Panofsky –Dustin Hoffman-) están acertadamente elegidos para enriquecer la historia. Por eso todas las tramas paralelas están correctamente manejadas al punto de no dejar cabos sueltos.
Mientras tanto, el film va dando indicios muy inteligentes de la salud de Barney de manera tal de asegurar la ausencia de golpes bajos.
La mayor virtud de este gran guión de Michael Konyves es la de humanizar hasta la médula un personaje que se va transformando en un espejo de defectos. Sabiendo que el espejo, por definición, es una virtud si sabemos reflejarnos en él, El mundo según Barney invita a la sana discusión del término “políticamente incorrecto”.Aquí cabe aclarar que si bien el nombre en castellano es un poco arbitrario, El Mundo segun Barney en realidad se llama "La versión de Barney". Algo así como "déjenme contarles mi campana antes de juzgarme"

Para cualquiera que tenga ganas de conectarse con sus defectos y verlos en la inteligente forma del humor, El mundo según Barney ofrece muchas alternativas. Si no dejamos que el agua de los tanques de Hollywood llegue al hartazgo, esta es una de las buenas alternativas para entender que el cine norteamericano todavía tiene buenas historias para contar. Hágame caso. Déle una chance.

El mundo según Barney
(Barney’s version) USA, 2009

Diección: Richard J. Lewis

Guión: Michael Konyves

Montaje: Susan Shipton

Fotografía: Guy Dufaux

Música: Pasquale Catalana

Reparto: Paul Giamatti, Rosamund Pike, Minnie Driver, Rachelle Lefevre, Scott Speedman, Bruce Greenwood, Macha Grenon, Anna Hopkins, Jake Hoffman, Dustin Hoffman y elenco.

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