jueves, 25 de agosto de 2011

No le temas a la oscuridad (Don't be afraid of the dark) USA, 2010


Nenita en la bañadera. Una de las peores escenas
Buenas, tome algo.
Que ironía, uno que ama las películas de terror, jamás hubiera imaginado que en 2011 se podía estrenar una producción de Hollywood peor que La Oscuridad; pero todo es posible en la “tierra de la libertad, hogar del valiente”; si alguien como Guillermo del Toro se levanta de mal humor y con ganas de gastarle un chascarrillo a los espectadores.
Continúo.  
En alguna noche resacosa, el director de El laberinto del fauno debe haber hecho zapping sin parar y se topó en el canal 824 (vaya a saber) con el viejo y horrible telefilm No le temas a la oscuridad de 1973. Le debe haber dado tanta bronca ese clavo que decidió vengarse un montón. No sólo produciendo la remake para cine; sino también escribiéndola.
La primer víctima fue Matthew Robbins, hombre que hace rato no hace nada (por suerte). Del Toro le habrá hecho ver la antigua versión. Ahora tenemos dos directores devenidos a guionistas y con bronca suficiente para re-escribirla agregándole algún elemento un poquito más morboso.
Imagino las carcajadas de ambos cuando terminaron el libreto. Supongo que no les habrá dado para meterse detrás de la cámara y de la larga lista de “che pibes” que hay en Los Angeles llamaron al novato Troy Nixey quien en aras de pagar el alquiler atrasado firmó el contrato. Cuando hay hambre no hay pan duro.  
En la introducción, (tiempo pasado) un pintor está instalado y haciendo un mural en el sótano oscuro de una gran mansión (curioso lugar para un mural pero bueh! Es lo que hay). El hombre se ve desesperado hablándole a una chimenea tipo salamandra y ofreciéndole sus dientes (leyó bien) a algunas voces que susurran incoherencias, a cambio de que le devuelvan a su hijo. Quienes sean que viven chimenea abajo agarran al buen hombre de la cabeza y haciendo alarde de su capacidad para contorsionar un cuerpo humano, lo succionan por la pequeña hendidura metálica.
Títulos.
Durante los mismos, aconsejo taparse los oídos a aquellos espectadores que entienden inglés porque se vuelven a escuchar las voces, revelando gran parte de lo que van a hacer en la película.
Sigo.
Tiempo presente.
Alex (Guy Pearce) y Kim (Katie Holmes) son una pareja experta en restauraciones inmobiliarias. Alex tiene una hijita llamada Sally (Bailee Madison) de unos 7-8 años y viene de un divorcio reciente; pero por alguna razón la madre la envía con su papá (no es un sarcasmo, efectivamente el motivo nunca se conoce). Llegan a la mansión antigua. Sally no quiere estar ahí. Quiere volver con la mamá. Además tiene miedo por algo y se lo dice al papá. El le responde a la nena que no se preocupe, total ya se va a acostumbrar. Por lo que sucede después, evidentemente el padre se refería al miedo y no a la nueva casa. Cuestión que la nena no quiere saber nada ni con estar ahí, ni con leer el guión porque a pesar de su temor manifiesto se empieza a meter en todos los lugares a los que un niño normal no iría. Por ejemplo a un sótano oscuro en donde las voces que en los títulos declaraban sus intenciones, invitan a Sally a jugar aclarándole que la luz les molesta bastante. Que no la prenda.
Claro, imagine cuando va con este cuento al padre. El hombre está más preocupado porque Kim caiga bien a la niña que por el estado de ánimo de su hija. Kim intenta un acercamiento pero no sirve de mucho porque Sally está ocupadísima en tener miedo de noche e igual insistir con bajar al sótano y abrir la chimenea.
En ese momento vemos a los que hablaban. Unos seres diminutos, esqueléticos y dientones que apenas superan un tobillo adulto de altura. Al primero que atacan es al jardinero en una escena en la que, en vez de pisar a los bichitos o barrerlos con una escoba, el hombre decide tropezarse, caer y dejarse hacer de todo.
Estos muñequitos que asustan tanto como los Muppets, están decididos a llevarse los dientes de Sally. Como el Ratón Perez, pero dejando sangre en vez de plata. En un momento atrapan a la pequeña con dos o tres sogas y entre todos la arrastran hacia la estufa lo cual hace pensar que Sally pesa unos 200 kilos, teniendo en cuenta que al pintor lo metieron en un segundo como si estuviera relleno de telgopor.
Todo el resto de la película es un sinfín de ridiculeces y contradicciones en el que los actores van y vienen si saber muy bien para donde ni por qué. No tienen la culpa obviamente, deben estar todavía buscando al director para ver si la vuelta de tuerca del guión se hace con llave inglesa o con una pinza nomás.
Guillermo Del Toro sabe español así que aclaro: lo que escribí fue producto de un brote sicótico. Hay que aclararlo ¿vio? No sea que este comentario le llegue y quiera vengarse de mí haciendo una secuela.

No le temas a la oscuridad
Don’t be afraid of the dark (USA, 2010)

Dirección: Troy Nixey

Guión: Guillermo del Toro y Matthew Robbins (Basados en el guión televisivo de Nigel McKeand)

Montaje: Hill Bilcock  

Fotografía: Oliver Stapleton

Música: Marco Beltrami y Buck Sanders

Reparto: Guy Pearce, Katie Colmes, Bailee Madison y elenco

1 comentario:

  1. A mi me gusto mucho la pelicula, es verdad que esta llena de lugares comunes y no propone nada original pero se generan muy buenos climas y hay mucho suspenso. La musica y las actuaciones son muy buenas. La historia roza lo fantastico y siempre se agradece una peli de terror que no recurra a torturas y violencia extrema solo para generar asco.
    Algunas escenas no estan bien explicadas y todo sucede rapido como un simple boceto (la investigacion en la biblioteca), pero hay buen ritmo y nunca aburre. Por ultimo un pequeño homenaje a Hitchcock hace que la peli sea un poco mas agradable.
    Aunque no concuerdo mucho con esta critica te banco Ivan, muy precisas y divertidas todas tus reseñas y muy completo el blog.
    BUENA

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