sábado, 13 de agosto de 2011

Hachazos (Argentina, 2011)


Claudio Caldini en acción. Hachazos deja poco
La película Hachazos es el resultado de una extensa investigación conducida por Andrés Di Tella, provocada por el deseo de satisfacer la curiosidad de conocer a un cineasta de la década del setenta al que evidentemente admira mucho: Claudio Caldini.

El mismo Di Tella acusó a la crítica del escaso revisionismo del cine argentino motivo por el cual la obra de Caldini, junto a la de otros realizadores experimentales de la época prácticamente se desconoce. Paradójicamente, su película tampoco aclara mucho.

Antes que nada me declaro (hasta ayer) desconocedor absoluto de la existencia del artista en cuestión. A juzgar por la cantidad de gente que escribió sobre el estreno de Hachazos como si lo conocieran, parecería que estamos hablando de Francis Coppola y a mí me pasó desapercibido. Todo es posible, pero estoy mas cerca de pensar que es la misma gente que dice haber visto a Maradona debutar en primera, lo cual hace la cancha de Argentinos Juniors el estadio mas grande del mundo con capacidad para unas dos millones de personas.
Hachazos arranca con un interesante juego de manejo de sombras sobre fotografías en blanco y negro. Como si fuera una suerte de animación fija. El propio Andrés Di Tella dice que el cine de este hombre es distinto y que le “voló la cabeza”. Uno esperaba saber por qué y de paso conocer lo que el director sabe de Caldini pero esto se entrega en cuenta gotas y algo desordenado.
Después de saber que Claudio Caldini mancomunaba con artistas y gente de la contracultura como Marta Minujín u Omar Chabán y que estuvo exiliado en India en la época del proceso, Hachazos intenta centrarse en la vida actual del cineasta quién hoy está de casero en una quinta en General Rodríguez. 
Para ello intercala parte de los cortos que Caldini filmó en los ’70 en cuatro segmentos llamados “Reconstrucción”. Allí, donde la conversación podría ser de cine, en realidad termina siendo un intercambio de opiniones entre el director y su investigado en la que este último le aclara que está filmando una ficción y no un documental.
Con una estética muy interesante, pero ficción al fin; por ejemplo las tomas del admirado artista recogiendo leña o viajando en tren. También se muestra a Caldini haciendo remakes de sus propias obras y sus técnicas para filmar (hacer pivotear la cámara a gran velocidad o revoleándola atada a una soga como si fuera un lazo de cowboy). Instantes mágicos en donde sí se ve las enormes posibilidades de expansión que tiene el arte en estado puro.  
Sólo con esto, el director intenta explicar por qué Caldini es un cineasta único, que trabajaba sólo, sin presupuesto etc. Son destellos. Nunca se llega a ver todo un corto completo sino algunos cortes que si los simbolizamos en los leños que Caldini recoge, son pequeñas porciones de su arte. Quizás por eso se llama Hachazos.

Algunas de las películas de Claudio Caldini que se utilizaron son El devenir de las piedras, Autogeografía, Un nuevo día, Heliografía, Lux Taal, Límite y Descubrirse; pero nunca sabremos cual es cual. Y esa es la tesitura de la película. 
Evitando pasar por el lugar común del documental lineal que cuenta una historia, Andrés di Tella sólo logra dejar en claro que la obra de Caldini le gusta e influirá en su próxima película y por otro lado, pequeños indicios de lo que aparenta ser una vida interesante de conocer pero que no alcanzan ni para satisfacer la curiosidad ni para provocarla.

Hachazos
Argentina (2011)

Dirección: Andrés Di Tella

Guión: Andres Di Tella

Montaje: Felipe Guerrero

Fotografía / Imagen: Guillermo Ueno

Duración: 80 minutos

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