jueves, 16 de junio de 2011

DE DIOSES Y HOMBRES


De Dioses y Hombres. Cine de alto nivel
Olvídese por un momento de la cantidad de veces que visitó un museo o a una exposición en donde hay cuadros. Suponga que va por primera vez a un lugar de estos en donde hay… digamos 20 obras. Va a haber gente recorriendo todo en 10 minutos y gente tomándose dos horas. O sea, matemática/estadísticamente van a estar de 30 segundos a 6 minutos promedio frente a cada cuadro. En ambos casos, la vista y la mente oficiarán del montajista de una “película de fotos fijas”. Podríamos decir que aquel que se queda más tiempo con la vista fija frente a cada una, corre con cierta ventaja a la hora de interpretarlas. La diferencia entre ambos reside en la paciencia para dejarse llevar por la propuesta.
En el caso del cine, la cosa es distinta. Una película tiene la misma duración para todos los espectadores con lo cual, la paciencia cobra una vida distinta. Me gusta pensar en el arte como un enaltecimiento de esta virtud y una de las claves para ver De Dioses Y Hombres.           

A partir de una historia que habla de la devoción por Dios y del compromiso con el sacrificio en pos de vivir y transmitir una doctrina religiosa, De Dioses y Hombres sube, gracias a la dirección de Xavier Beauvois junto con el concepto artístico de Hind Ghazali y Boris Piot, un escalón más hacia la composición escénica. Algo que va más allá del cine como arte en movimiento. Es un cine que puede transmitir todo con imágenes y en donde el sonido es sólo un elemento que se usa cuando es necesario (incluidos los diálogos).
Así como sucede con El Hombre que Podía Recordar sus Vidas Pasadas o Le Quattro Volte, De Dioses y Hombres es imagen pura. No se puede disfrutar de esta película en su verdadera dimensión si uno no está dispuesto a tomarse más tiempo que el habitual para observar lo que este director quiere transmitir con su película.
Xavier Beauvois centra su historia en la historia real de una abadía en Argelia en la década del 90. Allí un grupo de Monjes Trapistas (devotos seguidores de la Orden de San Benito que basa su doctrina en la contemplación), dedican su vida a la entrega a Dios conviviendo en paz con la comunidad islámica en la que están asentados. No es casual esta elección para acrecentar la tensión con la que crece el guión. Fue época de guerra civil en esa región y el terrorismo estaba muy presente. La vida transcurre en plena armonía tal que puede ocurrir una reunión entre el abad (Lambert Wilson) y miembros de la religión islámica en donde debatir es por sobre todas las cosas, compartir.
Un grupo terrorista irrumpirá en la abadía de los monjes y a partir de allí, comienzan a jugar en los protagonistas todas las dudas que humanamente pueden tenerse sobre la fe, las liturgias y los rituales. El miedo es humano y vaya si este director lo plasma en esta obra. Un instinto tan racional que es capaz de cuestionar la propia capacidad del sacrificio. El dilema va apoderándose del grupo y hasta los siete rezos diarios parecen hacer tambalear el designio al que dedican sus vidas. Hay secuencias de colección como el homenaje del director a La Última Cena de Da Vinci o a la obra de Alessandro Magnasco y sus monjes en rezo. Claro que no sería posible sin la maravillosa fotografía de la maestra Caroline Champetier, aquella de trabajos inolvidables como Ponnette (19996) o Todo en una Noche (1982). Su trabajo en la escena final es prácticamente una lección de fotografía en exteriores. 
Con un arte visual que convierte el movimiento en cuadros existenciales, De Dioses y Hombres es una de las películas mas reflexivas que se recuerde. El Hombre y un Dios, el sacrificio y el miedo, la fe y la duda y acaso, el cine o la industria. Inolvidable.

DE DIOSES Y HOMBRES
Des hommes et des dieux (FRANCIA, 2010)

Dirección: Xavier Beauvois

Guión: Xavier Beauvois

Compaginación: Marie-Julie Maille

Fotografía: Caroline Champetier

Reparto: Lambert Wilson, Michael Lonsdale, Olivier Rabourdin, Philippe Laudenbach, Jacques Herlin, Loïc Pichon, Xavier Maly y elenco.   

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