domingo, 12 de junio de 2011

HANNA


Hanna. Belleza Fría
Vamos por partes. Para que esta sea una buena de película de acción y pochoclera son necesarias dos condiciones para el que ve mucho cine de este género:
La primera es ceder su escepticismo a la posibilidad de ver en una película de acción a una nena del tamaño de Hannah Montana voltear a soldados con cuatro piñas y un cuchillo.
La segunda es renunciar a su memoria para recordar películas que se parecen. Para empezar, Nikita (Luc Besson, 1990) desde el punto de vista de la construcción del personaje y Corre Lola Corre (Tom Tykwer, 1998) en cuanto a su estética vertiginosa.
Hecha esta salvedad, Hanna es una película entretenida a la que le sobran algunos minutos de redundancia.
En la primera escena (bien filmada) vemos a la nena en cuestión (Saoirse Ronan) cazando un alce en un inhóspito paraje cubierto de nieve. Flechazo al pecho del animal que cae malherido. Mala suerte para el bicho porque luego ella se acerca y (le) dice: “oia, por poquito no te acerté al corazón” para después sacar una pistola y darle el tiro de gracia (suponemos que al órgano en cuestión). También habrá lugar para que el padre (Eric Bana) entre en escena y se trence a trompada y toma de catch limpia con la nena que por poco no le gana. Todo sirve para contrastar la imagen de la protagonista (rubia, bella, de ojos claros) con la inmutabilidad con la que actúa.
Sucede lo siguiente: Hanna está siendo entrenada desde muy pequeña para convertirse en una asesina fría y despiadada, con el objeto de vengarse de alguien. Aquí es donde la película se ocupa de mostrar el trabajo realizado por el padre para despojar a la protagonista de todo sentimiento y culpa, en definitiva lo que se puede hacer con la mente humana cuando se lava el cerebro. Así la veremos preguntar por definiciones de cosas elementales como la música por ejemplo; aunque el padre le deja despuntar el vicio con un libro viejo de cuentos clásicos de los hermanos Grimm. Nada de celulares, ni chateo, ni andar en bici en una plaza.
Ella siente que “está lista”, entonces una señal satelital develará su paradero para que aparezca el personaje antagonista. Una excelente y preciosa Cate Blanchet. Qué actriz, mamma  mía. Dos gestos y transmite todo. Una mujer que no tiene límites para la versatilidad de los personajes que compone. En fin, cuestión que esta agente gubernamental irá en búsqueda de Hanna y el guión se encargará a su tiempo de develar de qué la juega cada uno.
El guión de Seth Lochhead y David Farr (dos debutantes, prácticamente) irá metiendo una sub-trama para apuntalar la personalidad de la niña en su recorrida por las ciudades de Europa en las que parece manejarse como pez en el agua a pesar de haber pasado todos los años de su vida en una cabaña.
No se debe pasar por alto la excelente composición de la banda de sonido de los Chemical Brothers y la fotografía de Alwin H. Kuchler que mantiene en toda la película un tono nublado que sabe transmitir el clima frío de las locaciones y del personaje.
El director Joe Wright viene de hacer Orgullo y Prejuicio (2005) Expiación Deseo y Pecado (2007) y El Solista (2009). Tres películas cuyo punto en común es el trabajo que se toma para el desarrollo de sus personajes principales. Puedo decir que en este aspecto lo veo solvente pero guarda con respaldarse sólo en esto en desmedro de la credibilidad. Inútilmente, hay un final semi-abierto a la posibilidad de una segunda parte. Sí sólo depende de lo que recaude, estamos listos.

HANNA
(USA, 2011)

Dirección: Joe Wright

Guión: Seth Lochhead y David Farr

Compaginación: Paul Tothill

Fotografía: Alwin H. Kuchler

Música: The Chemical Brothers

Reparto: Saoirse Ronan, Eric Bana, Cate Blanchett, Tom Hollander, Paris Arrowsmith, Olivia Williams y elenco      

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