sábado, 25 de junio de 2011

Aballay (Argentina, 2010)

La vuelta del cine gauchesco con Aballay
Caro lector: hacía rato que una película no me invitaba a realizar tantos chequeos para hacer un comentario sobre ella después de haberla visto. Sirvió el ejercicio. Para aprender mucho y sacar conclusiones que llevaré adelante en este humilde texto.

Literatura en cine:

Cualquier texto escrito (novelas, poemas, cuentos, etc.) llevado al cine tiene tres posibilidades para un guionista: adaptarlo, basarlo o inspirarlo en... 
En todos los casos (si el guión está bien escrito), deberá contemplar las diferencias narrativas entre el cine y la literatura. Aballay, de Fernando Spiner, es una versión muy (pero muy) libre del cuento de Antonio Di Benedetto.

Géneros Cinematográficos:

Sin entrar en el debate de los géneros cinematográficos, ratifico mi hartazgo de escuchar o leer “Western Argentino o gauchesco”. No existe tal cosa y quiero aprovechar la oportunidad para hablar de ahora en más de Cine Gauchesco y no de Western. Tenemos en nuestra historia antecedentes cinematográficos suficientemente añejos (Nobleza gaucha, 1915) como para pensar que en Argentina no se filmó sobre el tema hasta que se estrenó La diligencia (John Ford, 1939). 
El gaucho es un personaje riquísimo y absolutamente diferente de los vaqueros de Hollywood. Pueden coincidir en algún contexto histórico como la época de la conquista, pero cada uno tiene su estirpe empezando por el hecho de que si un gaucho tenía plata para comprarse un revóvler Colt estaba más cerca de un patrón de estancia que de un vagabundo marginal.

Aballay de Antonio Di Benedetto
   
Este cuento muy corto de Antonio Di Benedetto publicado en una compilación llamada Absurdos en 1978 es básicamente una descripción de la penitencia que un forajido llamado Aballay decide transitar a partir de la culpa que siente por haber asesinado a un hombre una noche de alcohol en presencia del hijo de éste; hasta encontrarse cara a cara, años después del hecho, con la venganza.   

Fernando Spiner

El día de la presentación en Cine Núcleo, el director de Aballay reconoció ser un fanático del Western Criollo (otra vez la palabrita) y de películas como Pampa bárbara, Juan Moreira o La guerra gaucha, grandes exponentes del cine gauchesco. También del spaghetti western y de clásicos del género norteamericano. Hizo un hincapié puntual sobre la violencia. La sufre tanto el que la recibe como el que la provoca. “Para el cine Argentino, hacer este film fue una epopeya y ojalá dispare nuevos proyectos”, dijo.

La película Aballay

Llegamos al punto. Espero no haberlo aburrido. A mí Aballay me pareció una película muy entretenida de principio a fin. A la vez me confundió un poco. Cuando al principio hablaba sobre la inspiración para un guión quise darme el pie para este momento. El cuento nunca habla de épocas. De hecho no hay una sola referencia a la ciudad de Buenos Aires en tanto, civilización y barbarie. Hay una referencia geográfica pero está muy lejos de Tucumán y sus cerros, salvo que esa provincia tenga una “pampa infinita” y ñandúes entre su fauna. Más bien diría que la acción del cuento sucede en La Pampa. Tampoco hay referencias musicales. Sí las hay sobre pulperías, asado y peleas de gallos con apuestas.
La película arranca con una toma (a mi entender) homenaje a La Pandilla Salvaje (Sam Peckimpah, 1969) en donde una banda de forajidos persigue a una diligencia cuyos integrantes van cantando la marcha de San Lorenzo como si fuera el último hit de una FM. Licencias absolutamente válidas entretenidas y por cierto muy logradas si se trata de una parodia u homenaje. Entonces no importará el rigor histórico.    
Asaltados por los ladrones, todos los integrantes del viaje son asesinados. Aballay, el líder, degüella al padre de un niño que observa la escena escondido en la diligencia. Consumado el hecho el asesino registra el vehículo encontrándose con esa mirada inocente, inquisidora y llena de odio que el chico devuelve. El forajido entiende que se pasó de la raya. Se siente culpable y este será el disparador para tratar de redimirse. En un sermón, escucha una forma de penitencia que lo inspira para subirse a su caballo y no volver a pisar la tierra.
Hasta ahí hablo de la trama. Spiner agregó muchos personajes y sub tramas que nutren a esta película gauchesca de todos los elementos necesarios para construir un relato muy bien realizado en todos los rubros. La música de Gustavo Pomeranec es una delicia inspirada en las partituras de Morricone y Bacalov de la década del sesenta. Los trabajos de casi todo el elenco son excelentes. Pablo Cedrón como Aballay es realmente sólido al igual que las apariciones de Gabriel Goity como el cura y Moro Anghileri en el papel de Juana. Caludio Rissi compone un villano antológico.
El director deja plasmado claramente su objetivo principal respecto de las consecuencias del estado violento de los hombres. 
Pero cuando la historia se torna demasiado seria, todo lo que podía tomarse como licencia juega un poco en contra. Es en este punto en donde la falta de rigor histórico inquieta un poco. Ahí saltan las preguntas a la dirección de arte y su decisión de incluir la mencionada marcha a pesar de haber sido compuesta en el siglo XX. Así mismo la aparición de botellas de Amargo Obrero y el diseño de vestuario queda en una suerte de nebulosa. Es más, la película se llama Aballay –el hombre sin miedo- sin embargo (y en desmedro del cuento) este personaje pasa a un segundo plano para centrar todo en el hijo que busca venganza.  
De todos modos, Aballay tiene elementos valiosísimos como para establecer un nuevo punto de partida en nuestro cine. Uno que se anime al abordaje y revisión de nuestra historia. Si Fernando Spiner pone en juego estos cimientos, espero fervientemente a cualquiera que tome la posta. Siento un orgullo futbolero de sólo imaginarme el nuevo cine gauchesco. Aballay tiene mi voto de confianza.  

Aballay –El hombre sin miedo-
(Argentina, 2010)

Dirección: Fernando Spiner

Guión: Fernando Spinner, Javier Diment y Santiago Hadida

Montaje: Alejandro Parysow

Fotografía: Claudio Beiza

Música: Gustavo Pomeranec

Dirección de arte: Sandra Iurcovich

Reparto: Pablo Cedrón, Nazareno Casero, Claudio Rissi, Luis Ziembrowski, Tobías Mitre, Horacio Fontova, Moro Anghileri y elenco.

1 comentario:

  1. buena critica estimado. en mi opinion no vale la pena buscaaar tanto rigor histórico por que se corre muchisimo riesgo de perder creatividad en el intento de ser hiperrealista. me parece que con que pretenda ser una ficcion alcanza como para que uno pueda tomar los costumbrismos y las jugosisimas anecdotas que tiene todo nuestro gran territorio para usarlos como mejor venga a la mano para construir un buen relato audiovisual. Aplauso cerrado para este nuevo escalón en el cine nacional, Aballay.

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