miércoles, 2 de febrero de 2011

¿Qué es "saber de cine"? -Declaración de principios en Ocho y medio

Un alto en la grabación de CINE 23. Programas y claqueta
Ocho eventos.

UNO.
Cuando tenía 7 años, conversaban mis viejos y algunos tíos en el living de aquel departamento de Mataderos alguna noche de sábado con brain damage de los Pink Floyd de fondo y algún que otro Chivas. En algún momento me mandaban a dormir, pero yo desde mi cuarto seguía escuchando las conversaciones (muchas veces álgidas) y tarde o temprano alguien se confesaba: “Lo que pasa es que yo no sé nada de cine”...

DOS.
Creo que desde siempre pero digamos que a los 13 – 14 años mas o menos, podía estar horas mirando las cajitas de los VHS en un Video Club sin alquilar nada. Y en las disquerías igual. Simplemente las leía. Leía las tapas. Agarraba la de Alien –el octavo pasajero- y leía:

“En el espacio nadie puede oirte gritar”

Y Luego:

“Twenty Century Fox Presenta: ALIEN –y abajo- Tom Skerritt, Sigourney Waver, John Hurt, Ian Holm, Veronica Cartwright, Harry Dean Stanton y Yaphet Kotto”

El eslogan, el reparto, el director... No tenía videocassetera así que alquilar una película para verla en lo de un tío, un abuelo o lo de algún amigo, para mí era un programón. Las quería ver todas.
...Y lo hice.
Y como no me alcanzaba, tenía que verlas antes de que estuvieran en el video. Claro, en el cine. Y era y soy de los que se quedan en los títulos al final. Aprendí muchos nombres.

TRES.
Desde los 12 años, siempre guardé los programas de mano que a cambio de unas monedas, me daban los acomodadores en el cine. Los guardaba en un sobre y cada tanto los sacaba y los miraba. No sabía por qué, ni por qué sentía eso con el cine. 
Un día mi vieja me vio y salió de mi cuarto emocionada. Cuando volvió, tenía en la mano una caja de lata de galletitas Terrabussi y me la dio (“esto creo que te corresponde”). Seis años despues de la muerte del viejo, estaba abriendo un tesoro con los programas que el guardaba cuando iba al cine. Esa caja, ademas de tener los programas, tenía mi escencia.  

CUATRO.
Mas adelante conocí mucha mas gente. Manlio Pereyra, el director de la escuela superior de cinematografía, tomó mi carpeta y mostrándole la portada a Leonardo Polverino, mi profesor de dirección de cine, le preguntó: “¿Cómo hacemos para sacarle esto de la cabeza?” Yo tenía 15 años y en la portada, había pegado una foto de Depredador. Risas de la clase. Yo incluido. Mas tarde ese día vi por primera vez una película de los Hermanos Marx.


CINCO.
Estuve en muchas reuniones, asados, cumpleaños casamientos... siempre en algún lado se habló de cine. Y siempre que hablábamos me llegaba la frase: “Yo no sé nada de cine”.

Que frase chota para definirse. ¿Qué es “saber de cine”? ¿Quién “sabe” de cine?

A veces iba acompañada de: “Ni siquiera ví Casablanca...” O sea... Primero: una minimización máxima del propio conocimiento. Segundo: el famoso “ni siquiera...” que parecería, junto con la obra mencionada, que si el individuo en cuestión hubiera visto la película, estaría a salvo de ser considerado un ignorante sin siquiera reparar en el detalle de que a lo mejor jamás le interesó verla. Jamás fue necesario ver Casablanca, al menos no para sentirse automáticamente un erudito en cine.
Entonces, empecé a preguntarme, qué podía esar generando YO en la conversación, para que la reacción de alguno fuera emitir la frasecita. Se hablaba de Rocky y yo llevaba todo a Mikhailkov. Un freak en esa época digno de lo la lista de los 10 más buscados. Veto a saber cómo y cuanto estaba diciendo sobre películas que en vez de acercarme; me alejaba, ya fuere de mi mejor amigo o un recién conocido. Saber de cine... nadie sabe de cine.

SIES.
Entendí muchas cosas.
Para empezar que iba a tener muchas chances de coger si cerraba un rato la boca. Jamás levanté una mina hablando de cine. Ni a un personaje de Woody Allen le pasa eso.
No hay que “saber de cine” para ver una película y descubrí que pude disfrutar mas del cine y de cualquier otra pasión si podía compartirla mientras no intentara ser la IMDB parlante*.
Entendí que nunca iba a descubrir cosas nuevas en La Patagonia Rebelde por verla por enésima vez sino por poder charlar con alguien que ofrece otro punto de vista.
El cine transmite sensaciones, como toda obra de arte. Es todo lo que cuenta. Lo demás es sólo acumulación de nombres y años y datos que sirven para que la elite de críticos se tire flores así misma, y escriba textos para otros críticos en vez de para la gente.

SIETE.
Este blog que nace hoy es para ayudar(me) a tirar por la borda los prejuicios que se(me) generan cuando nos hacen sentir que uno tiene que, graduarse en letras para leer un libro; licenciarse en historia de la música para escuchar un disco; o ser un director de cine para ver una película.
Mentira.
Es arte.
Miles de letras de canciones han tenido otro sentido cuando las escuché con un amigo. Ojalá pase lo mismo con este espacio.

OCHO.
Bienvenidos. 

*IMDB –International Movie Data Base- es la base de datos de cine mas importante del mundo internet.

(y 1/2) 
DECLARACION DE PRINCIPIOS

No hay nada como ir al cine.

Ir al cine es jugar, de visitante, un partido en el cual el dominio total es del director que, al apagarse las luces de la sala dice: “Sos mío por las siguientes dos horas. Concentrate”

La única razón que NO hay que tener en cuenta para elegir una película es la opinión de la crítica.

El cine se hace en todo el mundo, no sólo en Hollywood

El cine sirve para abrir la cabeza y es otro de los espejos que tiene una sociedad. Decir “no veo cine argentino”, sólo porque es argentino es cerrar la cabeza para no tener que ver la imágen que se refleja. Otra forma de negar la realidad.

Basta de perder cines. Iguazú, Concorde, Select Lavalle, Alfa, Sarmiento, Arizona, Electric, Trocadero, Cineplex, Ocean, Paramount, Normandie, Luxor, Ambassador, Atlas... 15 cines, sólo contando estos de la peatonal Lavalle, desaparecieron en los 90. Hoy son lápidas de un cementerio que ni siquiera es de celuloide.

No tengo; ni cine, ni música pirateada. No puedo, no quiero, no me nace hacerlo. Me gusta el original y el arte de tapa.

El costo de fabricar un DVD o un CD con arte de tapa incluído no supera los 8 pesos.  

Los principales piratas de los derechos de autor son las compañías que por un lado invierten en campañas contra la piratería; por el otro fabrican aparatos que prácticamente sólo reproducen formatos bajados de internet y el costo de esta contradicción repercute en el irrisorio precio de los originales que finalmente atenta contra la posibilidad de comprarlos.

4 comentarios:

  1. Me gusto leer esto. Muy sabias y sinceras reflexiones.

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  2. Gracias gente, seguiremos en esta tesitura nomás.

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  3. Buscando fotos de Cines de Lavalle llegué hasta acá y comparto tus palabras. Vaya para el Teatro también similares palabras.

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