martes, 15 de marzo de 2011

EL CONCIERTO (Le Concert)

Los hermosos personajes de El Concierto a punto de salir de Moscú
Subamos el volumen.

Terminada de ver esta película, me quedaron tantas sensaciones agradables que da miedo ver una siguiente película a riesgo de que la sensación desaparezca. Así que mejor voy preparandome mientras escribo estas breves líneas sobre la película El Concierto de Radu Mihaileanu.

Quisiera, primero, aclarar algo que puede ser confuso desde el afiche. ahí se ve un plano general de una orquesta en un teatro de Francia. Desde que tengo memoria, la música clásica ha sido "elitizada" por un montón de gente y parece como si se hubiera puesto una barrera que la hace inaccesible para el resto. Ya sé, es una figura común pero sobre todo una sensación que siempre tuve como cierta y que me sirve como pie para decir: El Concierto es para todos los públicos que quieran ver una gran película.

En los títulos del comienzo, una orquesta trata de ponerse a punto, se ve como fuera de foco esto. Incluso la mano de quién dirige la orquesta se ve como difusa. La finalización de los créditos, mostrará que esa mano es la de un ordenanza que 30 años atrás era el gran Andrei Filipov (Alexeï Guskov), director de la Orquesta del Bolshoi que fue despedido por un superior al enterarse de que parte de los músicos del Bolshoi era judío. No sólo fue despedido; sino que además interrumpieron el concierto Nº 1 para violín de Tchaikovski frustrando a Andrei para siempre, ademas de degradarlo y condenarlo a limpiar el lugar que lo vio en la gloria como director de orquesta.

El fin de la Guerra Fría, dejó secuelas en las sociedades de todo el mundo. En Moscú ni hablar.
Pero estamos en el cine, en donde todo es posible. Como por ejemplo que Filipov intercepte un fax proveniente de Francia que tiene la intención de contar con la hoy venida a menos, Orquesta del Bolshoi para tocar en el Châtelet Theater.
Un gesto. Sólo un gesto del actor Alexeï Guskov, hizo falta para prever lo que sucedería. Y lo que sucede es una historia hermosa sobre gente que llegó hasta el presente con la mente arraigada en un pasado de frustraciones que dejó actos reflejos inevitables y desopilantes por parte de gente que vivió una Rusia inimaginable hoy día. 

Volver a armar la orquesta para seguir aquel interrumpido concierto, pero ahora en Francia y convocar a una solista en violín que enlaza su popia historia relacionada con el director. Este es el hilo conductor de todo lo que sucede. Así de sencillo y así de difícil porque no es tan fácil mantener el equilibrio en una película como esta sin caer en recursos visuales y escritos que rocen lo meramente pasatista. 

La elección de Tchaikovski no es por azar. Fue uno de los músicos que por estética se alejó de aquel grupo de los cinco que existió para revisar, reivindicar y componer por y para Rusia. Tchaicovsky no podía cernirse solo a eso, necesitaba dejarse influenciar por el resto de Europa y poder expresarlo. Lo mismo pasa con el Andrei Filipov en su historia. Su elección de músicos judíos tiene que ver con la capacidad interpretativa y punto. No importaba la política, lo importante era la música. Y lo mismo le va a pasar a UD. La política, y la música clásica son un contexto para contar esta comedia maravillosa. Vaya. Lo que importa es el cine.

EL CONCIERTO
Le concert (RUSIA, 2009)

Dirección: Radu Mihaileanu

Guión: Radu Mihaileanu, Matthew Robbins y Alain-Michel Blanc 

Montaje: Ludo Troch

Fotografía: Laurent Dailland

Música: Armand Amar

Reparto: Alexeï Guskov, Dimitri Nazarov, Mélanie Laurent, François Berléand, Miou-Miou, Laurent Bateau, Valeri Barinov y elenco

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