lunes, 11 de abril de 2011

REVOLUCION

Buenas, tome algo.
Antes que nada voy a aclarar dos cosas:

1)     Amo el Cine Argentino. Lo veo con toda la devoción que corresponde a sentirme orgulloso por los artistas que tenemos. Y cuando un día los presupuestos puedan elevarse para estar a la altura del cine de hoy, apuesto a que las satisfacciones van a ser muchas más. Ver Revolución me puso contento. A ver... Me puso contento que ya nos estemos animando, desde el lado de la ficción a revisar nuestra historia del siglo XIX y me gustaría que se lleve esta propuesta a fondo con la tecnología de hoy. Pero a fondo, en serio. (No es que no se haya hecho, en las décadas del 40, 50 y 60 se hacía mas y mejor, pero esta es otra historia)
2)     Por eso diré, que no todo el cine Argentino que se hace es genial. Por el contrario, siento que todavía se plantea el cine de autor de Yo-hago-lo-que-se-me-canta y esto tiene aspectos positivos y negativos. El éxito de El Secreto de Sus Ojos no convierte a nuestro cine en industria, pero al menos puede plantar en la mesa de discusión, qué queremos ver como espectadores.

Dicho esto, no voy a dar un paso al costado para comentar la película Revolución.
Revolución. San Martín de Manual.


Mi problema (dilema, en realidad) empezó con el trailer y con el título.
Desde el trailer aparenta una superproducción Hollywoodense. Claramente no lo es; pero es verdad que es mucho más de lo que estamos acostumbrados.

El resto, o sea, la historia que se cuenta, tiene la sana intención de humanizar a uno de los grandes próceres de nuestra historia para sacarlo del bronce de los bustos de las escuelas.

Gracias Rodrigo De La Serna por un compromiso actoral incuestionable aunque no entiendo por qué te hicieron hablar con ese acento.

El cine (hecho con actores) tiene la ventaja de tener una herramienta más a su favor que es el arte que los actores generan o sea, le aporta más a la historia que se quiere contar.

La película Revolución, en ningún momento la utiliza. NUNCA.
Nunca, excepto un breve momento al principio en el que se propone, que el tiempo presente de la narración, es el de Miguel Corvalán, un soldado ya viejo que estuvo en el cruce de Los Andes y que recuerda lo que pasó ante los ojos y libreta de un periodista.
Salvo eso, el director jamás se preocupó por otra cosa que no fuera que los diálogos que salen de la Biblioteca Nacional fueran dichos a rajatabla.

SEÑORES… Hablamos de cine.

Y si hablamos de cine en donde utilizamos actores como herramientas adicionales para contar algo, hablemos de su antecedente inmediato que es el teatro. Y en teatro, el ABC nos va a indicar que para que un actor pueda componer un personaje, es necesario indagar.

Buscar.

CONECTAR!

Es ese hermoso ejercicio que un actor hace, para nutrirse de las herramientas necesarias y que lo lleven a despojarse de su vida como la conoce. Dejar su memoria y su mente en blanco para rescatar aquello que le sirve y conectarse con alguien ajeno, alguien que no conoce, ni existe y sin embargo; interpretarlo. Bueno…

Si se está haciendo (dirigiendo) una película, no se puede no saber eso. Al director no puede darle lo mismo, por que no es lo mismo.

Rodrigo De La Serna puso acá, todo lo que el director le pidió. No dudo de eso.Sucede que lo que el director le pidió fue poquito. Muuuy poquito. Porque, a su vez, el guión no lo exigió o tal vez (también) porque este proyecto le quedó grande. No sólo la película, le quedó grande la historia que contó, el presupuesto, la circunstancia, el guión y sobre todo…le quedó mucho más grande el personaje.

Igual quiero ser claro a la hora de analizar esto. No sé cuantos directores en el mundo, pueden abordar la historia del General San Martín, lo que lamento es que se haya decidido abordar así. De todos modos lo que me da esperanza, es que todavía podemos, desde nuestro arte; hacer cosas infinitamente mejores que atenerse al manual de historia del viejo Polimodal para hacer un guión de cine. Lo merece nuestra historia y  sobre todo nuestros artistas.
 
Todo lo que sucede en Revolución se circunscribe al cruce de los Andes y la Batalla de Chacabuco.
Quizás sea el absoluto rigor histórico al que se atiene el guión que hace que uno sienta que hay frases dichas por San Martín, que tenían que estar sí o sí para no generar escepticismos. El resto de los actores recitan los diálogos y algunos hasta parece que se quisieran sacar de encima lo que tienen que decir. Luego, es poco el vuelo artístico que se puede plasmar para dar una visión particular del asunto. Como ejemplo, vuelvo al tema del acento español que se le quiere dar a San Martín: por el capricho de seguir ese hecho a rajatabla, Rodrigo De La Serna tiene momentos logrados y momentos en los que suena tan actual como hoy, entonces la intención se pierde.
Si hubiera existido el cine documental en 1816/17 probablemente no estaría lejos de lo que se ve, pero entonces el cine se convierte, en este caso, en un mero medio para “ficcionar” nuestra historia. Todo bien. En mi opinión como espectador, me gustaría una visión, cualquiera sea, mucho mas jugada.
Dicho de otra manera, si la TV pública, el canal Encuentro y demás entes oficiales van a financiar estas producciones, soy el primero en celebrarlo, pero dejen volar a los artistas para que ellos con esta herramienta que es el arte, puedan ir con su propuesta a fondo y nos dejen a nosotros, espectadores, la charla de café para discutirla. Intentemos hacer cine, luego veamos el tema de los méritos.

REVOLUCION
Revolución (ARGENTINA / ESPAÑA, 2011)

Dirección: Leandro Ipiña

Guión: Andrés Maino y Leandro Ipiña

Montaje: Alejandro Brodershon

Fotografía: Javier Juliá

Música: Gustavo Santaolalla

Reparto: Rodrigo De La Serna, Juan Ciancio, Victor Hugo Carrizo, Pablo Ribba, Alberto Ajaka, León Dogodny y elenco.    

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